En nutrición deportiva no se trata de elegir entre azúcares “naturales” o “añadidos”, sino de entender el rol que cumple cada uno y cómo se complementan. Ambos aportan energía y pueden formar parte de una estrategia equilibrada: los naturales aportan energía intrínseca al alimento, acompañada de micronutrientes y compuestos funcionales, mientras que los añadidos permiten ajustar la dosis, la velocidad de absorción y la eficacia que el rendimiento deportivo necesita.
No todos los azúcares añadidos son iguales. Muchos productos del mercado recurren a jarabes de baja calidad, como el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), que se asocia con una menor eficiencia metabólica y mayor incomodidad gastrointestinal. La diferencia está en elegir fuentes limpias y funcionales, que aporten energía efectiva sin exceso ni sobrecarga.
Los azúcares intrínsecos, como los presentes en dátiles, pasas, uvas o arándanos, están “atrapados” en la matriz del alimento: fibras, pulpas y paredes celulares. Esa estructura hace que su absorción sea más lenta y progresiva, ideal para un aporte de energía estable. Sin embargo, por sí solos no siempre alcanzan la concentración que exige un esfuerzo prolongado o de alta intensidad.
En el entorno deportivo, los carbohidratos añadidos cumplen un rol técnico. Ingredientes como la glucosa, la maltodextrina o la palatinosa se eligen por su cinética específica: algunos se absorben rápido para dar energía inmediata; otros lo hacen de forma sostenida, evitando picos y caídas en el rendimiento. Combinados en proporciones precisas, ayudan a mantener niveles estables de glucosa, retrasan la fatiga y tienen una mejor tolerancia digestiva. Por eso, más que evitarlos, en el deporte se trata de usarlos con criterio y respaldo científico.
No todos los azúcares añadidos son iguales. Muchos productos del mercado recurren a jarabes de baja calidad, como el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), que se asocia con una menor eficiencia metabólica y mayor incomodidad gastrointestinal. La diferencia está en elegir fuentes limpias y funcionales, que aporten energía efectiva sin exceso ni sobrecarga.
La clave no está en contraponer, sino en equilibrar. Los azúcares naturales aportan sabor y una liberación energética gradual; los funcionales garantizan la dosis y velocidad de absorción que el rendimiento requiere. En conjunto, crean un sistema energético completo y eficiente, capaz de sostener el esfuerzo tanto en entrenamientos de resistencia como de fuerza. En Pont formulamos nuestras combinaciones bajo la filosofía SmartBased™: partimos de azúcares reales presentes en frutas y materias primas naturales, y los complementamos con fuentes funcionales seleccionadas por su eficacia y respaldo científico. Así logramos energía limpia, sostenida y efectiva, sin excesos ni atajos.